EEUU vs Venezuela: ¡A discreción: guerra comercial!

31.03.2025

Entre los vaivenes de la política trumpista contra Venezuela –Richard Grenell de un lado y Marco Rubio de otro– destacan dos medidas, anunciadas el mismo día, y que entrarán próximamente en vigor.

Se trata de la imposición de aranceles del 25 % a los países que compren petróleo venezolano y, además, a todas las mercancías que se exporten hacia ee. uu. Esta orden ejecutiva comenzaría a aplicarse a partir del 2 de abril. Por otra parte, la Casa Blanca emitió también la Licencia 41b, que extiende las operaciones de Chevron en este país hasta el 27 de mayo.

Tras haberse informado ambas leyes (24 de marzo), comenzó a variar el valor del bolívar frente al dólar en el cambio paralelo, o cambio Monitor, como también se le llama. La brecha cambiaria alcanzó el 40 %, según reportan algunos medios de prensa.

Podríamos decir que la guerra comercial desde Washington busca nuevas formas de imponerse. Se sabe que la construcción del cambio Monitor está dada por factores internos y externos. En el contexto actual influye, decisivamente, el temor al deterioro de la economía a causa de una caída pronunciada de las actividades petroleras, lo cual provocaría un incremento de la devaluación de la moneda nacional, así como de la inflación.

Lo que es real es que nadie escapa al posible daño transversal que tendrán estas medidas en la economía venezolana, la cual ha venido recuperándose durante los últimos dos años. Estamos ante una política de máxima presión que intenta crear un escenario recesivo.

Si bien es cierto que las consecuencias recaerán directamente –y ya se sienten– sobre el bolsillo familiar, el encarecimiento de los bienes y servicios repercutirá en la caída del consumo y, a su vez, en la disminución de los ingresos para las empresas privadas nacionales.

No se trata del avance económico de la nación sudamericana, sino de lo que ello representa en el plano político. No es necesario despejar incógnitas, el cálculo está formulado con claridad: presión económica más incertidumbre, igual a desestabilización.

No obstante, si se leen las letras pequeñas de las nuevas medidas, nos percataremos de que ambas aíslan a posibles socios extranjeros de la economía venezolana, no a Estados Unidos. De manera que otro posible resultado sería afianzar la posición de Washington sobre el destino del crudo de este país.

En cuanto a la aplicación de los «aranceles secundarios», como los han llamado algunos especialistas, será el Secretario de Estado Marco Rubio, en consulta con los secretarios del Tesoro, el Comercio y la Seguridad Nacional y el Representante Comercial, quienes determinarán «a su discreción» la aplicación de los aranceles. Se conoce la posición de Rubio ante la patria bolivariana.

Entre tanto, la Licencia 41b no solo amplía temporalmente la operatoria de Chevron en territorio venezolano, sino que la limita a exportar solo a ee. uu. La Casa Blanca usa su influencia para limitar las relaciones comerciales de empresas extranjeras con Pdvsa, la columna vertebral de la economía de este país.

Más que medidas, podrían llamarse herramientas de intimidación a terceros y de presión al Gobierno liderado por Nicolás Maduro, quien ha dicho ante la prensa que «Venezuela es un país libre. No somos colonia de nadie. Nadie viene a naricearnos, a ningunearnos (…) Nuestro mensaje siempre ha sido: "vamos a tener relaciones de respeto, de cooperación, de comunicación"».

Fuente: Granma, Cuba

ASOCIACIÓN DE CUBANAS Y CUBANOS RESIDENTES EN VENEZUELA
Marzo 2021 | Vice-Coordinación de Redes Sociales y Comunicación
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